Reseñas

Disciplinamiento del cuerpo y la sexualidad norteamericana en Pornotopía de Paul Preciado: Un estudio de la revista Playboy.

  • Título: Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en ‘Playboy’ durante la guerra fría.
  • Autor: Paul Preciado
  • Editorial: Anagrama
  • Género: Ensayo
  • Temáticas: Medios de comunicación, Playboy, sociedad norteamericana, género, sexualidad, cuerpo, disciplinamiento.
  • Ideal para: Quienes busquen un ensayo ameno sobre el impacto cultural de los medios de comunicación en el proceso de disciplinamiento del cuerpo, en términos de género y sexualidad.

Pornotopía (2010) de Paul Preciado es un ensayo que analiza la revista Playboy (1953-2020) y cómo esta, a través de sus contenidos y de las extensiones arquitectónicas de la marca, difunde un modelo de utopía sexual posdoméstico y urbano que funciona como contradiscurso al ideal de familia que predominaba en Estados Unidos durante la guerra fría; esa familia tradicional, heterosexual, apegada a las convenciones y de los suburbios. 

De acuerdo a la lectura de Preciado, la  emblemática revista diseña nuevos tipos de afectos, deseos y prácticas sexuales distintos a los que se promovían en la sociedad de la época. Se deja atrás una moralidad y sexualidad más bien victoriana, conservadora y exclusivamente enmarcada en el contexto de instituciones tradicionales como el matrimonio y la familia para dar paso a la creación de nuevas subjetividades e identidades masculinas liberadas en el ámbito de los sexual: el soltero, el urbanista y el casero. Por otra parte, de acuerdo a lo evidenciado por Preciado, este discurso afecta indirectamente también a la mujer, ya que en la medida en que se cimenta un nuevo ideal de hombre, se construye el de la chica del lado o el de playmate, quien opera como un complemento del playboy y que se aleja diametralmente del estereotipo de madre, esposa y ama de casa. 

Uno de los aspectos más interesantes del análisis de Paul Preciado es cómo este da cuenta de que la revista busca una reapropiación del espacio privado -lugar tradicionalmente relegado a la mujer- como un espacio también masculino. Hay un intento de colonización de la esfera de lo doméstico. Hecho bastante curioso si se considera que, algunos años después con los movimientos feministas, las mujeres pondrán su esfuerzo en abandonar dicho lugar y conquistar el público. El playboy, por el contrario, busca la reapropiación del privado -sin hacer abandono del público- a través de mobiliario que deja de estar supeditado a un contexto exclusivamente doméstico y tradicional: “Mientras que el hogar femenino se caracteriza por ser un espacio natural donde se privilegian las tareas de la reproducción, el espacio posdoméstico del playboy se caracteriza por ser un nicho tecnificado y ultraconectado a redes de comunicación, dedicado a la producción de placer=trabajo=ocio=capital” (Preciado 90). En ese sentido, de acuerdo a lo que plantea el autor, la Mansión Playboy opera también como un espacio trascendental en este discurso contracultural, funcionando como una pornotopía: lugar donde se fusiona lo público y lo privado y desde donde se cultivan nuevos placeres y cuerpos. A su vez, esta yuxtaposición de ambas esferas termina también gestando un nuevo ideal de profesional: el trabajador horizontal, encarnado en la figura de Hugh Hefner. Así, se deja atrás un ideal fordista del trabajo (rígido, vertical, de terno, escritorio y de oficina) para dar paso a un nuevo profesional que es capaz de incorporar lo laboral en el espacio doméstico. Eso explica los excéntricos pijamas de seda de Hefner y su costumbre de trabajar desde la cama, conjugando nuevas relaciones de trabajo, producción y placer que difuminan las diferencias entre trabajo y ocio y, a su vez, lo público y lo privado. 

Por otro lado, para Preciado, la mansión playboy también opera en esta pornotopía como un burdel multimedia desde donde, a través de los medios de comunicación, se despliega la espectacularización de la esfera privada. No obstante lo anterior, a pesar de que la mansión opera como un espacio liberado de los prejuicios sexuales y morales de la época, no debe ser pensada exclusivamente como lugar regido únicamente por leyes libidinales, ya que en ella se siguen replicando estructuras de disciplinamiento, vigilancia y control del cuerpo. En este sentido, Preciado realiza un interesante contraste entre los espacios ‘públicos’ de la mansión (piscina, salón, sótano, comedores, set de grabación, etc.) en contraposición a los ‘privados’ y con acceso restringido (el Bunny Dorm) que, contrario a lo se veía en el resto de la casa, operaba bajo un estricto régimen de vigilancia y disciplinamiento, asemejándose más bien a un internado. Así, de acuerdo a palabras del autor, “la Mansión Playboy logró congregar, distribuyéndolos vertical y horizontalmente, el disciplinario internado de señoritas y el burdel libertino” (138). 

El ensayo de Preciado es un trabajo investigativo que definitivamente recomiendo, pues da cuenta de cómo se lleva a cabo la construcción de los roles de género en la sociedad norteamericana de la guerra fría. Además, su análisis logra revelar el impacto que tienen los medios de comunicación en la sociedad, pues -tal como Preciado demuestra- la revista Playboy no opera  exclusivamente como un espacio de distensión y entretenimiento para adultos, sino que juega un rol político incuestionable disciplinando cuerpos, afectos y subjetividades.

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