Reseñas

“Todos deberíamos ser feministas” de Chimamanda Ngozi Adiche

Hace un par de días comencé a leer “El segundo sexo” de Simone de Beauvoir y mentiría si no dijera que me ha costado un poco, ya que es un libro que exige una lectura bastante lenta y detenida. Por lo mismo, hoy decidí darme un pequeño respiro de tanto psicoanálisis y filosofía y leí “Todos deberíamos ser feministas” de Chimamanda Ngozi Adichie.
Si bien el libro es prácticamente igual a la charla TED, lo recomiendo a ojos cerrados porque te permite llevar un ritmo más pausado y reflexivo de las ideas que plantea la autora nigeriana. Además de ser muy breve -se lee sólo en un par de horas- es muy claro en cuanto a la presentación de las ideas.
En “Todos deberíamos ser feministas”, Adichie se hace cargo de desmontar una serie de estereotipos de género y de prejuicios que existen en torno al feminismo. Demostrándonos lo necesario que éste sigue siendo en nuestros días.
De esta manera, la autora nigeriana comienza su reflexión cuestionándose el porqué de la inherente connotación negativa del término feminismo. Y es verdad, pues no basta más que insinuarlo para que algun@s comiencen a atacarte o a descargar sus preconcepciones contra él. Porque claro, ‘si eres feminista eres fea, bigotuda, odias el maquillaje, eres frígida, amargada, odias a los hombres’… Y un largo etcétera con varios otros adjetivos que se suelen adjudicar.

Por otro lado, Adichie también repasa una serie de eventos de su vida en los que ha experimentado episodios de machismo y sexismo y cómo éstos se esconden en la normalización del día a día. Así, a pesar de creer que hemos evolucionado tanto, nos damos cuenta que nuestras nociones de género no han cambiado mucho con el paso de los tiempos y siguen siendo sumamente restringidas y sofocantes. Para respaldar aquello, la autora se vale de una serie de argumentos, sustentados en el día a día, que demuestran que se siguen perpetuando una serie de prejuicios y estereotipos en los roles de género. De esta manera, en relación a las mujeres, reflexiona en torno a cómo los estereotipos de género nos dicen cómo debe ser la mujer ideal, cómo éstas son inculcadas y bombardeadas por los medios de comunicación con una imperante necesidad de agradar (sobre todo al sexo masculino), cómo éstas se vuelven competitivas entre ellas (pero para ganar la atención de los hombres) o cómo les enseñamos a cuidar el ego de los hombres para no opacarlos.

“We teach girls to shrink themselves, to make themselves smaller.
We say to girls, ‘you can have ambition, but not too much. You should aim to be successful, but not too successful, otherwise you will threaten the man'” (Adichie 27-28).

En el caso de lo hombres, Adichie también critica el restringido uso que hacemos del concepto de masculinidad, donde constantemente coartamos la humanidad de los niños y los hacemos encajar en el molde de machitos autosuficientes invulnerables.

“We teach boys to be afraid of fear, of weakness, of vulnerability. We teach them to mask their true selves, because they have to be (…) a hard man” (Adichie 25-26).

Por lo tanto, tanto en el caso de hombres como en el de mujeres, constantemente se está apelando a cómo deberíamos ser, en vez de cómo somos realmente. Lo que conlleva a generar expectativas irreales, incómodas y limitantes. Por eso, el principal mensaje que la autora busca transmitir en “Todos deberíamos ser feministas” es, precisamente, la necesidad que tenemos de desaprender dichas concepciones de género y la necesidad de forjar nuevos paradigmas más inclusivos y versátiles. Por lo mismo, según Adichie, es fundamental examinar la manera en que hemos estado educando a hombres y mujeres y, si queremos ver un verdadero cambio, debemos comprometernos a hacerlo de una manera distinta. Pues tal como ella plantea, si la gente es la que crea la cultura, entonces es nuestra responsabilidad hacer parte de nuestra cultura una sociedad más equitativa y justa en términos de género.
La verdad es que, al igual que cuando vi la charla TED, cuando terminé de leer “Todos deberíamos ser feministas” quedé con piel de la gallina. Es, sin lugar a dudas, una lectura que inspira y que definitivamente recomiendo para quienes se inician en temas de género.

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